El diagnóstico de la pérdida auditiva de un hijo/a nos cambia la perspectiva de vida. Tenemos temor a que su vida se vea limitada, que no pueda enfrentar los retos cotidianos. Como familia tendremos dudas, de que camino seguir y tomar decisiones a la que debe hacer frente en esos momentos.

Lo primero “ACEPTAR Y NO RESIGNARSE”.

Siendo muy importante un diagnóstico temprano, con el objetivo de iniciar lo antes posible una estrategia terapéutica.

Existen diferentes grados de perdida auditiva que van desde no escuchar algunos sonidos a no poder escuchar nada.

Indicadores de que puede existir una pérdida auditiva en los primeros años de vida:

1. Fracaso escolar.
2. Escuchar la televisión con mucho volumen.
3. No reacciona cuando le llama por su nombre.
4. Timidez y ansiedad al no entender las palabras.
5. Puede observar con más detenimiento los labios o la cara del interlocutor.
6. No sigue instrucciones.

¿Cómo la pérdida auditiva afecta en el lenguaje?

(Siempre dependiendo del grado de discapacidad auditiva y la edad)

1. Dificultades a la hora de diferenciar sonidos.
2. Vocabulario limitado.
3. Alteraciones de la entonación, el tono y el ritmo.
4. Dificultades de articulación.

¿Qué Decisiones podemos tomar para ayudar al niño/a?

1. Examen auditivo (Audiometría).
2. Adaptación de aparato auditivo
3. Rehabilitación de lenguaje.
4. Educación de la voz.
5. Lectura labiofacial.

Importante un diagnóstico y una rehabilitación temprana debido a la repercusión que una pérdida auditiva puede tener en el desarrollo cognitivo, educativo, lingüístico, afectivo y social del niño.

¡Familia y especialistas juntos hacemos un buen equipo!

Prevenir es vivir.